sábado, 18 de mayo de 2013

Almas muertas en cuerpos vivos.

 Y  suspiras, dejas la marca de tu aliento clavada en el cristal empañado en el que, con tu dedo índice, dibujas una sonrisa, ahora piensas que todo irá bien. Pero no es verdad, no te engañes. Es el mundo a quien engañas, sabes que te perforas a ti mismo camuflando la verdad. Ya no basta con dibujar en la mampara del cuarto de baño, aquel cuarto de baño donde estuvimos, el paisaje que desearías recorrer cogido de la mano de alguien; con dejar que el agua de la ducha precipite sobre tus hombros mientras te encoges, poco a poco, terminando sentada en el suelo viendo como el nivel hídrico sube, y sube, piensas que podría inundar la habitación, como un océano, lleno de esperanzas ahogadas, sumergidas en el olvido, saliendo a flote para recordarte una y mil veces más el error que cometiste pero…




 navegas entre ellos, apartándolas, dejándolas atrás, creyendo que ignorándolas dejaran de existir, no es así (para nada). Ahora el agua que cae clava, como las espinas de la rosa que sujete con la boca el día de tu cumpleaños, como el alfiler que mi madre dejo en el ovillo de lana, como las puñaladas que recibes cuando te giras de espalda y no ves nada. Ahora desangras, la herida se mantiene insensible si no aparte de ahí la daga, pero tu razón insensata la quita, cree haberte salvado pero, en efecto, lo hace, ahora las horas están contadas, te queda poco, derramarás la última gota de sangre superficial en el momento del último suspiro, ya no queda vaho que expulse el portal de los labios, las puertas del placer carnal quedarán cerradas.  

 Te arrodillas, el agua se vuelve rojiza, teñida de tu sangre que está concentrada de malas continuas rachas de depresión, de pesimismo, de sentirte el cero a la izquierda de un mundo tan materialista como es este; Coges el teléfono, llamas… <<112, dígame ¿Qué desea?>>,  hablas entrecortada, te queda poco, lo sabes: << Morir sin dolor…>> (queda descolgado el teléfono). Nadie podrá ayudarte. Afuera esta el taxi esperando tu salida, la familia y los amigos esperan impacientes tu llegada al escenario, sí, es tu cumpleaños. Jamás llegaras si no sales de ahí, pero tú no quieres. Ya es tarde, muy tarde. El reloj dará las 05:11 PM, tu sangre esparcida por todo el cuarto de baño, el agua sigue saliendo, todo lo ves oscuro, cada vez más, cierras los ojos, escuchas un estruendo, la puerta se abre, gritos de auxilio involuntarios escapan de alguien que esta borrosa, no la puedes ver bien, te saca del agua, la sonríes por última vez, y recuerdas, que todo comenzó por una mentira, sonreír.

PD: Pase lo que pase, cueste lo que cueste, ya sea el día que naciste, o en tu lecho de muerte, recuerda una cosa: Sonríe.

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