miércoles, 3 de abril de 2013

Lost in the middle of nowhere


En la vida hay momentos, encrucijadas, en los que te sientes en mitad de la nada. Yo estoy perdida en un cruce de caminos, ya que, los pasos que una vez pensé que daría, han desaparecido con el viento, y ahora, solo existo. Mi cabeza ha dejado de funcionar, aunque los recuerdos permanecen causándome un fuerte dolor, como si miles de agujas me atravesaran la piel lentamente. Cada una, con un propósito. De pronto, es como si una niebla lo cubriese todo. Tu mente se nubla y no sabes qué hacer. El miedo y la impotencia te invaden dejándote sin respiración y con un sabor metálico de tus lágrimas en la boca. Porque ya no son lágrimas cualquiera, son cada uno de tus miedos hechos realidad. No puedes moverte, porque sientes que estás en un bosque rodeada de espinas y que, al mínimo movimiento, se clavarán en ti. Miles de ojos te observan, parpadeando al unísono, sin perder ninguno de tus movimientos. Como si te apremiaran a que tomaras una decisión. Has visto como otras sombras antes que tú avanzaban por uno de los dos caminos frente a ti, y solo deseas hacer lo mismo. En un momento de lucidez, tomas una decisión, pero justo cuando pones un pie en el comienzo del camino, te arrepientes y caes al suelo débil e ingenua. Solo deseas tener el coraje suficiente para optar por uno de los dos senderos, aunque sea el equivocado pero, lo sea o no, puedes hacer de algo malo, bueno. Luchar y seguir adelante aunque no fuese la decisión que habías pensado. Porque, por más que veas que todo está al revés de como pensaste, puedes darle la vuelta a las cosas. Porque, tal vez, si sigues ese mal camino, te encuentres un desvío que te lleve a lo que más deseas. 

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