El cantar de un gallo me despertó entre sueños, me
levante perezosa, me puse las botas y tantee el bolsillo en busca de mi móvil,
asustada busqué en el otro y al no aparecer me tiré sobre la cama, buscando
entre las sabanas por si durante la noche se me hubiera caído, pero ni rastro.
Entonces
pensé, bueno, no pasa nada ahora me auto llamo con otro móvil… aun que tendría
que esperar más de 200 años para que el primer teléfono apareciera.
Sin embargo, la llamada llego antes de lo que
pensaba, en forma de grito, que retumbo por toda la casa, corrí guiada por él y
encontré a Roque hurgando en mi móvil atemorizado por los sonidos que producía
el raro aparato que era para él.
Cuando se percató de mi presencia se puso aún más
desasosegado y empezó a gritar preguntas sin sentido:
-¿Qué es,
bruja? ¿Nos intentas hipnotizar con esto, verdad?- Tiró el móvil al suelo y se
apagó falto de batería- ¡Aja! Lo he matado.
-No lo has
matado.
Me agache a cogerlo, cuando Roque saltó encima de mí
y comenzó a tirarme de los pelo.
-¡Muere
bruja! No mereces nuestra compasión.
Conseguí alzarme con él aun en mi espalda, hasta que
llegó su hermana con un cántaro en la mano y pudo apartarlo de mí pidiendo
explicaciones.
-Quería
embaucarnos con eso- Señaló el móvil yacido en el suelo- Te dije que no era de
fiar, nadie nos traerá a madre de vuelta-dijo desalentado.
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