-¡Bien señorito,
gracias por atraparla!- Dijo uno de mis perseguidores que había conseguido
atraer la atención del chico.
Al fin, alejó la espada de mí, pero no me dejó
volver a huir, si no que me cogió del brazo con fuerza y a la vez con cierta
ternura.
-¿Qué ha
hecho?- preguntó él mientras avanzábamos.
- Ha entrado
a robar a la habitación de tu hermana.
Normalmente yo, hubiera replicado a aquella
acusación, pero la sustituí por una exclamación de asombro que no pude reprimir
conforme nos acercábamos al castillo.
De pronto, lo recordé todo, el día de la lluvia en
el que mi perro y yo entramos en aquel castillo, era el mismo, pero ahora,
había recuperado el aspecto de antaño, ¿acaso me encontraba todavía en mi
pueblo?
Me llevaron al calabozo del castillo y durante el
trayecto, vi a la chica de la habitación que me miraba temerosa y su hermano
que me había tenido cogida del brazo durante todo el viaje se fue junto a ella,
pero antes, me musitó unas palabras que me sirvieron de alivió cuando me
encerraron en la prisión.
El muchacho cumplió su palabra y vino a verme a la
mazmorra, se quedó inmóvil en la puerta
esperando a que hablara pero yo solo le mire con la respiración entre
cortada, se sentó junto a mí en el suelo manchando sus extrañas ropas que
parecían de otra época.
-Van a
matarte- dijo midiendo sus palabras.
-No he hecho
nada-dije yo desalentada.
-Lo siento- El silencio se adueñó de la
celda-Te he traído comida
Me ofreció un plato de comida que tenía muy malas
pintas pero que aun así lo cogí por educación.
-¿En qué año
estamos?- Me atreví a preguntar yo.
Su respuesta confirmó mis sospechas
-1660
durante el reinado de Felipe IV -dijo entre risas.
La gente gritaba a mi alrededor: “¡Matadla! ¡Muerte
a la bruja!”, pero en mi cabeza solo sonaba una fecha: “1660” como era posible
que hubiera viajado al pasado. Desde allí distinguí el castillo que fue lo
último que vi antes de que uno de los guardias dijera la orden para ejecutarme:
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