sábado, 14 de diciembre de 2013

Capitulo 1.1: Muerte a la bruja!!

Deje suelto a Crash, para seguir contemplando el cielo gris que avecinaba tormenta, sumida en mis pensamientos me adentre cada vez más en el bosque, dejando atrás la pequeña población de la que procedía.
Unos ladridos me hicieron percatarme del lugar en el que me hallaba. Por un momento me sentí perdida, pero enseguida divisé el edificio que tiempo atrás había sido un espléndido castillo y que ahora, solo era un montón de piedras colocadas formando una pared.
Unas pequeñas gotas de lluvia comenzaron a caer a mí alrededor.
Llamé a mi perro para regresar antes de que la lluvia nos empapara por completo, pero su contestación a base de ladridos procedía del castillo y recordé el pánico que tenía Crash al agua.
Tiré de Crash hacía la puerta, pero no había modo alguno de que saliera del castillo, Fuera, la lluvia empezaba a caer con más fuerza y terminé por acatar las órdenes de mi perro quedándonos hay hasta que la lluvia cesara.
Me desperté en una habitación que no era la mía, calada hasta los huesos y sin recordar nada de lo que me había sucedido.
Me disponía a levantarme del suelo cuando una muchacha de largos cabellos y de vestido blanco entró por la puerta y sin más miramientos grito a los cuatro vientos: “¡Guardias!”.
Entonces eche a correr azorada seguida de dos hombres con extraños trajes que me gritaban: “¡detente muchacha!”.
Se unieron más personas a mi persecución y di gracias a mi padre por apuntarme a atletismo porque ahora no había nadie que me alcanzara. Seguí avanzando pasillo abajo, buscando un interruptor que me despertara de ese extraño sueño, pero a diferencia de los sueños que había tenido, en este me cansaba, lo que me hizo plantearme que lo mejor en esos momentos era buscar una puerta por la que salir antes de que los guardias lograran atraparme.
Descendí las escaleras hasta lo que parecía un vestíbulo, que me resultó un tanto familiar, aun así, me dirigí hasta la puerta como alma que lleva el diablo y con el corazón a punto de salírseme del pecho conseguí abrirla con un fuerte portazo.
Pero para mi sorpresa la cacería que habían organizado para cogerme terminó antes de que lograra adentrarme en el bosque.
Aquella mirada nunca la olvidare, los ojos azules de aquel muchacho de más o menos  mi edad que había conseguido interceptarme cuando yo, ya pensaba que era libre.
Me perdí en sus ojos cual laberinto y tan siquiera noté el filo de su espada rozando mi piel. Él también olvido los gritos de los guardias por un instante y correspondió a mi mirada sin separar la espada de mi pecho. 


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