Nos encontrábamos a las afueras, en un
cruce de caminos, que comunicaba mi pueblo con el castillo y con el pueblo
vecino.
No supe si me miraba a través de la armadura pero le
sonreí intentando agradecerle lo mucho que había hecho por mí y creí imaginar que me devolvía la sonrisa
pero en cambio el casco de su armadura escondía una expresión turbadora hacía
el aparato que emitió aquella extraña melodía. Alzó la mono señalando el camino
de enfrente dibujado en el horizonte a la vez que liberó unas palabras un
tanto hirientes.
-Debes irte,
pronto, empezarán a buscarte y correrás peligro- me advirtió, intentando
expresar una leve indiferencia, que aproveche para acercarme más a él- Si
sigues este camino llegaras a…
-Sé a dónde
llega ese camino- le interrumpí incomoda- mas no me moveré de aquí, ¡pretendes
que me aleje de su lado tras a verme salvado, eres la única persona en la que
puedo confiar!
-Olvídalo,
neguemos lo que ha pasado si no quieres que siga pensando que eres una bruja.
-No soy una
bruja.
-Pues entonces vete, sálvate.
-Y confirmar que si lo soy, prefiero quedarme y
demostrar que llegue por casualidad y mi
único propósito es volver a mi… época, sin causar ningún daño- desconocí su
semblante después de aquello, pero su reacción fue más rara de lo que predije.
-No conseguirás embaucarme otra vez- agarró las
riendas del caballo y dio media vuelta.
Me quedé mirando como aquella armadura andante se
alejaba de mí, rumbo hacía el castillo, llevándose consigo el poco sosiego que me quedaba, quería seguirla pero algo me decía que no, que no había
llegado el momento de descubrir lo que se ocultaba tras ella.
Partí
en dirección contraria. Él, Tomo el camino de la derecha, yo el de la izquierda, recordando que el mundo es redondo y que pronto volveríamos a
encontrarnos.
Como escribes tambien.. me encanta
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